Parece una de esas bromas en que uno no sabe si reír por no llorar o llorar porque no es para menos:
Los mismos que permitieron una entrada del euro que rebajó el poder adquisitivo de los españoles al menos un veinte por ciento de un plumazo, siendo, junto con Italia los dos países europeos donde más descontrolada se hizo la transición monetaria, son los que hoy se presentan como salvadores de la crisis, como portadores de las fórmulas necesarias para superarla.
Y serán miles los que no lo recuerden …
Son los mismos que permitieron una especulación salvaje en la vivienda, en un país en que por tradición el 70% de las familias son propietarias del techo que les cobija. No hay más que ver los gráficos de incremento del precio de la vivienda, mirar en que años aumentó de una forma desproporcionada, condenando al que no fuera propietario a una especie de semiesclaviud vitalicia a cambio de comprarse su casa, siempre con la espada de Damocles de la imposibilidad de pagar algún plazo de la hipoteca y la consiguiente pérdida de la vivienda.
Pero serán decenas de miles los que no lo recuerden . . .
Esos mismos callaron como canallas mientras los bancos españoles recomendaban a sus clientes-víctimas, todos nosotros, que contrataran hipotecas a interés variable, que a ellos les cubría de todo riesgo. Casi el 80% lo hicieron, mientras los alemanes, mejor informados por sus gobiernos, contrataban a interés fijo, que corran algún riesgo los bancos, que es su negocio, pensaban. Nadie se pregunta hoy en día sobre aquel silencio gubernamental que exponía la economía colectiva a los riesgos que hoy empezamos a sufrir. Los alemanes, mientras tanto, campean la crisis con la certeza de que, si alguien tiene que pagar algún plato roto, lo harán, al menos en parte, sus bancos, no de entrada las economías familiares. Nadie parece recordarlo y aún se puede encontrar uno, en cualquier cafetería, un iluminado amargado que dice:”Mira lo que nos ha traído este gobierno …”
No hay peor sordo que el que no quiere oír . . .
Los que ahora se presentan como capacitados para burlar la crisis que se avecina son los mismos que apoyaron una guerra más vergonzosa de lo habitual, que ya es difícil hablando de guerras, y es este conflicto, la Segunda Guerra del Golfo, que en castellano no puede disimular la evidencia de que es una guerra de golfos, el señalado como una de las causas de la crisis actual. Guerra que, además, ha sido, económicamente hablando, catastrófica incluso para el país que la provocó, aunque no, desde luego, para el círculo de corporaciones empresariales que rodean al presidente y su familia.
Estos nos prometen sacarnos de la crisis . . . y serán cientos de miles los que les crean . . .
Los que ahora se ofrecen como salvadores son los mismos que, estadísticamente, tienen más casos de corrupción urbanística en su partido que el resto de los partidos juntos, y hablamos sólo de lo descubierto. Los mismos que privatizan cuanto pueden cuando llegan al poder y liberalizan la economía hasta límites mafiosos, véase el ya del dominio publico caso de las hipotecas basura americanas, fruto arquetípico de dicha gestión o los ferrocarriles y sanidad británicos, consecuencia del abandono de la riqueza pública, por citar sólo un par de ejemplos.
Esos señores, que se dicen expertos en economía porque tienen las riendas del poder económico, siempre encuentran ingenuos que no aciertan a comprender la separación entre intereses propios y ajenos, somos así de buenos, siempre más cerca de la naturaleza de los corderos que de los lobos, y cuando una cabra se vuelve loca y comienza a aullar, se convence y luego nos convencemos todos, de que es un lobo. A partir de ahí el camino está hecho: no necesitamos ser mordidos por ningún lobo real o ficticio, la manipulación, los miedos y las obsesiones colectivas tienen su propia dinámica.
Teniendo en cuenta que dicen que van a hacer todo lo contrario de lo que no hace tanto tiempo hicieron, tal vez deberíamos comprender que estos chicos, lo que quieren, es una segunda oportunidad, y es comprensible, todos tenemos derecho a ella, pero yo, personalmente, prefiero que pidan y les sea concedida esa segunda oportunidad en alguno de esos programas que tanto gusta a los más jóvenes hoy en día, por ejemplo, en Operación Triunfo, sería un triunfo y un alivio para las generaciones venideras.
Escrito remitido por Nekovidal 2008 – nekovidal@arteslibres.net
Ojalá ganara mil euros
por José Vergara
Fuente: El Pais
Un pedazo de la tarta de los veinte millones de empleados en España ni huele las cuatro cifras al cobrar cada mes. Es la cara más triste de una vida laboral en la que los estudios y la cualificación han perdido valor de mercado. Ocho historias de personas que sueñan ¡con llegar a ser mileuristas! O más
El pasado mayo, una firma de ropa, Desigual, ofrecía un 20% de descuento en sus prendas si el comprador ganaba menos de 1.000 euros al mes. Único requisito: presentar la nómina acreditativa. Y bingo para el creador de tal campaña de marketing. El recordatorio de esa curiosa Semana del mileurista hace escapar a Victoria una sonrisa agridulce. Creo que en Granada hay tres o cuatro tiendas de esa marca, pero no tuve tiempo de pasarme. Su maratón cotidiano comienza a las seis y cuarto de la mañana. A las siete coge un taxi hasta la estación de autobuses. Ha echado cuentas y le sale más rentable que el único coche familiar lleve a su marido al trabajo. El destino del madrugón es la Universidad de Granada, a 146 kilómetros de su residencia, donde ejerce como profesora asociada a tiempo parcial. Hoy no ha podido reagrupar sus clases en un solo día, pero tiene suerte y consigue cama en un colegio universitario por 60 euros con comida incluida.
Hace dos semanas tuvo que costearse un hotel. Granada es muy turística y no es fácil encontrar chollo de última hora, dice. Esta docente, que prefiere ocultar el nombre de su departamento, cobra 500 euros al mes por 18 créditos semanales lectivos. Un titular gana 2.000 euros por 24 créditos. Victoria tiene que pagar además 204 euros de autónomos, porque así lo exige la legislación en el caso de los profesores asociados. Ella es traductora, doctora en otra especialidad, tiene dos masters homologados y un curso de experto. Gana 296 euros al mes restando el pago de autónomos y sin descontar el transporte, la manutención y la hipoteca de 700 euros mensuales, que soporta gracias al sueldo de su marido, también profesor. Ambos tienen 35 años. Ahora ya sabes por qué no tengo hijos, relata preocupada porque la Universidad de Granada pueda tomar represalias contra ella por contar su historia en este reportaje. Aparte de las horas de investigación, seminarios y publicación de artículos, completa su sueldo con trabajos de traducción para particulares. Ella, como muchos otros profesores asociados, lleva años (Victoria, siete) esperando conseguir el favor del director de su departamento para que convoque su plaza por oposición, mientras que ve cómo alumnos suyos consiguen, con menos expediente, su plaza de titular. En otros países, como Inglaterra o EE UU, el acceso al funcionariado no precisa pasar por oposiciones y se hace por concurso de méritos. Un médico elegido a dedo puede llegar a matar. Un profesor titular elegido a dedo y sin los conocimientos adecuados no enseña. Y eso repercute, mucho más que en mi bolsillo, en la formación futura de la sociedad, aclara Victoria.
¿Será que el sistema educativo español es una fábrica de aspirantes a mileuristas? La OCDE organismo que agrupa las 30 economías más desarrolladas del mundo suspende a España cuando señala que es el único país miembro en el que una carrera universitaria no aumenta las posibilidades de encontrar un buen trabajo. Y, por si fuera poco, la tasa de paro entre titulados universitarios de 25 a 34 años es del 11,5%, una de las más altas de Europa, que se sitúa en un 6,2 %, frente al 6,5 % de 2005, según el Eurydice. No en vano, un sondeo del Instituto de la Juventud (Injuve) revela que el empleo de la gente joven se caracteriza por la pobre relación entre el empleo y la formación, la marcada temporalidad en la contratación y por ser trabajos que se consiguen a través de redes familiares y de amigos.
La teoría era sencilla: a más educación, más sueldo, apunta el marido de Victoria. El bajo salario engendra vivienda precaria, retraso en la maternidad, deudas, pagos aplazados y, sobre todo, la consiguiente depresión por haberse formado para nada. Estadísticamente, la horquilla salarial va desde los 12.903,30 euros de media anual de los trabajadores sin estudios a los 32.997,45 euros de los licenciados, ingenieros superiores y doctores. El caso de Victoria y sus flamantes títulos académicos no encaja con las medias del Instituto Nacional de Estadística (INE). Y ella no es la única.
En el foro de www.mileuristas.es, Ramón Sangüesa, uno de los fundadores del popular site, arenga: El título universitario no garantiza, como así fue para los padres de los mileuristas, una mejor ubicación profesional. Las empresas premian competencias y no títulos. Y nuestro sistema educativo no acaba de dar lo primero.
En este rincón virtual abundan los llamados JASP. Es decir, jóvenes aunque sobradamente preparados, que se enfrentan con poco más de 166.000 de las antiguas pesetas a alquileres, a hipotecas con un Euribor merodeando el 4%, a un IPC siempre latente, a empleos precarios para los que su titulación se considera, pero no se retribuye
Unos los ven como niños de papá, quejicosos aunque conformistas, con una vida de eternos estudiantes en pisos compartidos o en casa de sus progenitores, utilizando sus escuetos salarios para sus gastos (que van del coche al portátil, pasando por los veranos multiaventura) y sin verdaderas ganas de luchar por un cambio. Otros opinan que son la joven cartera de valores que el país está dejando desperdiciar.
Y no hablamos sólo de fuga de cerebros. El empleo precario atocina y engendra mediocridad. Esto repercute en todos, no sólo afecta a mi bolsillo, puntualiza Irma Beneras, licenciada en Ciencias de la Información y teleoperadora con 872 euros en nómina mensual. Con 39 años, ni siquiera gana los mil euros. El fenómeno mileurista ha destapado casos como el de Irma o el de Victoria: abundan hasta los aspirantes a las cuatro cifras. Aquellos que al abrir sus nóminas cada mes exclaman en silencio: ¡Ojalá llegase yo a mil euros! El último sondeo de opinión del Injuve en 2006 revela que del 39% de los jóvenes que se dedican en exclusiva al trabajo, sólo la mitad disponen de independencia económica suficiente. Irma se sorprende: No entiendo cómo se manejan estos datos y a nadie le pitan los oídos, exclama.
Madrid es la tercera provincia española en la que a los jóvenes les cuesta más acceder a una vivienda libre, ya que ésta supone el 79,6% del total de su sueldo, según el Observatorio Joven de la Vivienda. Carmen Sánchez, filóloga de 36 años metida a teleoperadora por 820 euros al mes, no conocía la estadística, pero la padece. Acaba de volver del trabajo y sube algo de compra a un tercero sin ascensor situado en la barriada de San Juan, en Vicálvaro (Madrid). He tenido suerte. Me independicé de mis padres con 34 años gracias a que mi novio tenía esta casa. Siempre hay algo que te salva, y la rueda sigue sin que el sistema se modifique, puntualiza. La encuesta sobre condiciones de vida en España en 2005 asegura que se considera pobre al que recibe menos de 530 euros netos al mes. La cifra, discutida por algunos expertos, no difiere mucho del salario mínimo en España: 540 euros. Por esta sencilla regla, Carmen, antes de independizarse, estaba rozando la pobreza; Victoria es pobre y da un empujón a su escueto salario gracias a traducciones freelance. La misma tabla de salvación de Irma, que completa su sueldo con trabajos de fotografía. Los pobres del siglo XIX y principios del XX (los obreros con cualificación, los agricultores o los ancianos) pertenecen a la sociedad que desaparece. Los nuevos pobres de hoy en día son los jóvenes, escribe el sociólogo francés y profesor de ciencias políticas Louis Chauvel. Por cierto, casi un 20% de la población española, quinta economía europea, vive por debajo del umbral de la pobreza. En el saco de los aspirantes a mileuristas conviven ancianos, padres de familia y sus preparados cachorros. Aunque la pobreza también tiene sus clases. Martín Carrillo, que vive en un piso compartido en Barcelona y es pasante en un bufete de abogados, lo explica. Gano 750 euros, gasto 250 en alquiler, 180 en la letra del coche, 200 del portátil, y tiemblo cuando la Visa llega, pero no me considero pobre porque tengo el colchón de mis padres. Me intento abrir camino, pero siempre puedo volver a casa, resuelve.
La historia de los que ansían mil euros no difiere de la de los mileuristas. Nacieron entre 1965 y 1980, sortearon las crisis económicas de 1974 y 1992 y se aprovecharon de una aparente bonanza económica (según la Encuesta de Población Activa, en 1995 había 12 millones de personas con empleo. Diez años después, la cifra se eleva a 20,9 millones). Los sociólogos coinciden: se generaron demasiadas expectativas para una generación que encadena contratos precarios no relacionados con su formación académica. Hoy, a mi hijo no le diría que estudiase, sino que se hiciera comercial
, barrunta decepcionada Carmen Sánchez. Dentro de la reforma del mercado laboral, el pasado 1 de julio entró en vigor un plan de choque con ayuda durante cuatro años por trabajador para que el empresario convierta los contratos laborales en indefinidos. Estas bonificaciones, con caducidad el 31 de diciembre de 2006, han disparado la contratación indefinida. ¡Bravo! La generación mejor preparada de la historia de España consigue contrato fijo porque hay una ley que bonifica al empresario, no por el reconocimiento de nuestros méritos, comenta Salomón Aguado, actuario ganador en 2001 del Primer Premio Nacional Fin de Carrera al Mejor Expediente Académico. Su indignación le llevó a apuntarse a la Asociación de Becarios Precarios de Madrid por aquello de la unión hace la fuerza.
La sobreabundancia de universita- rios sin un mercado real y la falta de convenios laborales entre la empresa privada y la universidad parecen ser la causa de los bajos salarios para seis de los ocho protagonistas de este reportaje. Uno de los principales problemas del mileurismo es que en la empresa privada no valoran los conocimientos del universitario. Consideran que no les son útiles y, por tanto, no tienen por qué pagarlos. Sin embargo, en los próximos años las empresas españolas van a tener que evolucionar para adaptarse a los nuevos retos que impone una economía globalizada, coinciden.
El resto de la culpa se lo llevan el euro, una inexistente reforma del mercado laboral y el alucinante precio del ladrillo patrio. Según un estudio del IESE Business School, los sueldos de los españoles no han crecido respecto a lo que se ganaba allá por el año 1997. El salario medio, situado en 1.557 euros brutos, es una cifra similar a la de hace nueve años. La consecuencia es que el poder adquisitivo se rebaja y se rebaja. El IESE indica que a comienzos de 2007, el ritmo de creación de empleo representará la menor incorporación de trabajadores de los últimos cuatro años. ¿Por qué España engendra tanto mileurista? ¿Qué pasará cuando los padres de los mileuristas se jubilen? ¿Dónde estará el colchón?
Ignacio Prat: Mi futuro es bastante incierto
37 años. Estudió hasta BUP y trabajaba en hostelería en turno de noche, pero se ha separado y ha tenido que cambiar de ciudad para vivir con sus padres y afrontar el cuidado de su hijo, de 10 años, al que considera su gran fortuna. Cobra 750 euros al mes de prestación por desempleo. Dicen de los mileuristas, pero ¡ojalá hoy fuera yo uno de ellos! Mi futuro es bastante incierto. Intentaré optar a algún piso de protección oficial, pediré beca para los estudios de mi hijo, y desde el paro me han ofrecido un curso de técnico informático para reciclarme.
Irma Beneras: Con 1.400 euros al mes, yo viviría bien
39 años. Española de origen ecuatoriano. Licenciada en Ciencias de la Información. Trabaja en telemarketing 37 horas semanales y dos sábados al mes. Sueldo: 872 euros. Paga hipoteca de 300 euros al mes por un piso de 40 metros.
¿Para vivir bien?, Irma sonríe, 1.400 euros al mes, no estaría mal. Ganar 1.000 sería un primer paso. Me permitiría pagar sin apuros mi hipoteca de 300 euros, sacarme el carné de conducir y comprar un coche, porque mi trabajo está a una hora y cuarto de mi casa en transporte público. Mi sueldo son 872 euros, incluye las pagas extras prorrateadas, y no creas que un supervisor cobra mucho más. Me tengo que pagar la comida aparte y acabo comprando todo a plazos. Vivir con menos de 1.000 euros en una ciudad como Madrid es una locura. No te permite ahorrar y el único secreto es autolimitarte: pocos extras y pocas vacaciones. Por mi trabajo en gestión de cobros tengo mucho contacto con gente que vive por encima de sus posibilidades. Conozco miles de historias de coches que se quedan en la segunda letra. A Irma le ha costado mucho dar cada paso. En Ecuador trabajé muy duro tres años sólo para comprarme el billete de avión a España. En Madrid empecé cuidando niños de interna y logré terminar mis estudios en la Universidad Complutense ganando 600 euros al mes. Luego compartí piso según me salían trabajos de comercial, y hace cinco años compré este estudio, que en origen era un local. Mi sueldo lo completo con trabajos de fotografía, gracias a este extra me puedo permitir vacaciones. Las devoluciones de Hacienda también facilitan las cosas, sonríe. Irma lleva dos años con un contrato de obra y servicio. Al tercero me hacen fija o me echan a la calle. Los trabajos mediocres conllevan sueldos mediocres. Muchos empleos como el mío no reciben formación específica antes de empezar. Mucha gente tiene que aprender a fuerza de errores. La precariedad laboral engendra gente de paso, muchas veces con una buena formación y aptitudes. ¿Mi sueño? Ser fotógrafa autónoma. ¿Tan descabellado es aspirar a trabajar en lo que te has formado?.
Salomón Aguado: Siendo becario, los bancos no me daban ni los buenos días
29 años. Diplomado en Ciencias Empresariales y licenciado en Ciencias Actuariales y Financieras. En 2001 fue primer premio Nacional Fin de Carrera al Mejor Expediente Académico. Es actuario e investigador en la Universidad Politécnica de Madrid. Gana 995 euros al mes.
Con esas notas no tendrás problemas. Ésta es la frase que más ha oído Salomón desde que en 2001 recogió el Primer Premio Nacional al Mejor Expediente Académico. Ha pasado un lustro y no he dejado de trabajar, pero por primera vez llevo seis meses cotizando a la Seguridad Social. He ganado derechos sociales, pero he perdido la condición de mileurista y me he quedado a las puertas de las cuatro cifras. En este tiempo he hecho de todo y, curiosamente, obtuve uno de mis primeros trabajos, como responsable de producción en una siderometalúrgica, gracias a un contacto familiar. Mi expediente sirvió de poco. Tras dar varios tumbos, en 2003 me rescató el vicedecano de la Universidad Carlos III y entré en la Escuela de Agrónomos como actuario para una investigación sobre seguros agrarios. Hoy no llego a 1.000 euros, pero cotizo y la sociedad te hace sentir como si te hubieran tocado con la varita mágica; llegas a pensar que el trabajo es un privilegio, no un derecho. Mi jefe me pide que confíe en él y, de momento, me ha asegurado un contrato hasta que obtenga el título de doctor. He descartado estudiar una oposición: no me puedo permitir el lujo de dejar de trabajar para ocuparme de eso. Si no sacas un buen número, no merece la pena. La competencia es brutal, matiza. Salomón vive con sus padres en Pinto (Madrid) y contribuye a la economía familiar con parte de su sueldo. Está soltero y se ha lanzado a la aventura de comprar vivienda. En una cooperativa. Al bajo sueldo se une la barrera de no tener pareja. Comprar solo es una locura, pero debo aprovechar mi contrato. Cuando era becario, en los bancos no me daban ni los buenos días. Llegar a 2.000 euros sería fabuloso, pero para una vida digna, de acuerdo con mi titulación actual y cuatro años de experiencia, lo apropiado serían al menos 1.500.
Marina Molina: Los títulos no garantizan un buen sueldo
19 años. Posee el graduado escolar. Trabaja de cajera de supermercado con una jornada de 16.30 a 21.30, sábados incluidos. Vive con sus padres y quiere el dinero para salir y pagarse el carné de conducir. Gana 541 euros al mes.
En mi trabajo, nadie llega a los mil euros, ni siquiera los supervisores. Creo que ni haciendo 40 horas semanales llegaría a esa cantidad, dice Marina, que lleva siete meses de cajera en una gran superficie. Su trayectoria no es distinta de la de sus otros compañeros de colegio. No todos han hecho selectividad, y conozco mucha gente que prefiere empezar ya a trabajar para pagarse sus gastos. No creo que los títulos académicos sean una garantía para conseguir un buen sueldo, dice mirando cómplice a una amiga. Tras pasar por varios comercios, ha conseguido un contrato indefinido y alguna ventaja, como un descuento de un 10% en compras, aunque mi familia no lo usa porque en este supermercado no se permite el pago aplazado, recalca. A Marina le gustaría ganar más porque manejamos dinero a diario, y eso es una responsabilidad que no se paga. Como primer trabajo, pienso que está bien lo que hago, e intento compatibilizarlo con los estudios, pero es muy duro. Llego a casa después de las diez de la noche y bastante tengo con preparar el carné de conducir. Preferiría trabajar en una perfumería como esteticista, pero no he estudiado nada relacionado con eso. Me lo tengo que plantear. Si fuera mileurista, me podría permitir pagarme un Hyundai Coupé. En mi casa soy la pequeña de tres hermanos. Mi hermana ha estudiado mucho, por todos, y tampoco gana una millonada; mi hermano es mecánico y vive con mis padres. Yo creo que seré la primera en independizarme.
Carmen Sánchez: Hay muchas carreras sin un mercado laboral real
35 años. Licenciada en Filología Hispánica. Trabaja en administración y atención telefónica 40 horas semanales. Gana 820 euros con pagas prorrateadas. Vive con su pareja en el piso de él.
No me arrepiento en absoluto de haber estudiado filología hispánica. Pero no me ha servido laboralmente. Te valoran que tengas carrera, porque se supone que si trabajas de cara al cliente, como es mi caso, tienes una formación añadida y sabes expresarte mejor. Lo valoran, pero no se retribuye. De hecho, en mi departamento hay un buen porcentaje con carrera superior. Si volviera a empezar
suena triste, pero quizá no estudiaría. Carmen trabaja en una empresa de distribución de material de oficina en recepción de pedidos y coordinando la labor de los comerciales. Después de varios cursos de formación, se cansó de buscar trabajo como documentalista y encontró un hueco en la atención telefónica. Paradójicamente, cuenta más la experiencia que la formación académica. Mi trabajo actual no es sólo coger el teléfono. Ser resolutivo, coordinar con eficacia, ser conciso y ser la cara, frente a clientes y comerciales, de tu empresa debería estar mejor remunerado. Me gusta mucho mi trabajo, pero me dan palmaditas en la espalda y no me suben el sueldo. He ahorrado porque hasta hace dos años viví con mis padres e invertí en un apartamento en Alicante por el que pago 300 euros al mes. Creo sinceramente que tendría que cambiar el sistema. Si alguien funciona, estimulémosle con un salario digno. En España tenemos un sistema educativo erróneo. Por un lado, se ha abierto la veda de la educación y es fabuloso. Pero también hay muchas carreras sin un mercado laboral real.
Todavía recuerdo cuando me presenté a una oposición para auxiliar de biblioteca. Eran 25 plazas y 6.000 candidatos. Si la empresa privada no fomenta cuidar sus archivos, como se hace en Europa, y la Administración no crea plazas, ¿para qué han creado una carrera de documentalista? Y esto es sólo un ejemplo.
Sheila García: Mi profesión funciona con contactos, y yo no tengo
23 años. Licenciada en Psicología. Trabaja como promotora y se paga un master en psicología en situaciones de riesgo y catástrofes naturales. Gana una media de 576 euros.
Sabía que cuando terminase la carrera, nadie me iba a estar esperando para contratarme, dice serena esta aspirante a psicóloga clínica con la licenciatura aún caliente bajo el brazo. Mi profesión funciona con contactos, y yo no los tengo. He escalonado los currículos y, de momento, me he metido en una agencia de promociones. Ya he trabajado como azafata en supermercados, presentaciones de videojuegos y promociones del carné joven. No es mi objetivo, pero no quiero apalancarme en casa de mis padres, como les está pasando a algunos compañeros. ¿Por qué no opto a trabajos de psicología? Porque se asimilan a voluntariado y no se cobra con la excusa de que consigues experiencia. El gran problema de los licenciados en Psicología es el voluntariado, que impide la contratación de verdaderos profesionales del sector. Nuestra sociedad no tiene claro que el apoyo psicológico exige profesionalización para poder ejercerlo con efectividad. Muchos de mis compañeros de promoción han acabado siendo becarios en los departamentos de recursos humanos, yo confío en que saldré adelante. Gracias a que aún vivo con mis padres, puedo invertir mi sueldo en un diploma de posgrado en salud mental en situaciones de violencia política y catástrofes. El resto del dinero lo ahorro. Hoy por hoy, si al menos fuera mileurista, me podría permitir comprar más libros para mi formación, ahorrar más y viajar, ahora que soy joven. La hipoteca la descarto. Con mil euros, no nos engañemos, es una locura ponerse a comprar vivienda.
Marcos Pita: Un investigador rara vez supera los mil euros
28 años. Doctor en Química. Después de varios trabajos precarios, le han ofrecido empleo en una universidad de Estados Unidos con un sueldo de 2.200 euros.
Su media de nómina en España: 962 euros. Vive con su madre.
Marcos ha desistido. Trabajó como investigador en el Instituto de Catálisis del Centro Superior de Investigaciones Científicas en Madrid; pasó tres meses en Holanda y otros tres en Suecia terminando el doctorado. En junio consiguió el título, y durante los cinco años de tesis doctoral ingresó una media de 962 euros al mes con impuestos incluidos. Un investigador rara vez supera los mil, y en la mayoría de los casos ni los alcanza. Por suerte, gracias a mis jefes en Suecia y en España he conseguido un contrato posdoctoral, de uno a cuatro años, en la Universidad de Clarkson. Allí podré terminar mi investigación en síntesis de nanopartículas. Me pagan unos 2.200 euros al mes y dicen que alquilar un chalé sale por unos 600. El cambio de vida es considerable y estoy decidido a emigrar, dice este joven que es vicepresidente de la Asociación de Becarios Precarios de Madrid. Me apunté a la asociación porque me iban a subir el IRPF de la beca. Sólo contamos como trabajadores para lo negativo. En teoría, íbamos a tener derecho a bajas laborales desde junio, pero va todo muy despacio. Los becarios de investigación no tenemos desempleo al acabar y te puedes pasar años en un departamento. Por no hablar de bajas de maternidad. En Suecia, a las embarazadas becarias se la alargan dos años. En cuanto a la vivienda: Es inviable derivar un 80% del sueldo a su compra, y tampoco se fomenta el alquiler joven
Tras una relación de pareja he vuelto a casa de mi madre; era imposible alquilar solo.
A Javi Pons, le tengo mucho cariño y me alegro mucho de su ascenso a mejor dentro de el mundo de las telecomunicaciones.
Javier fue el descubridor del grupo embrionario de NOLOSE!, RPM, sin él nunca hubiésemos salido del estudio. Corría el año 1985 y acabábamos de sacar una maqueta de cuatro temas grabada en el estudio de Metamorfosis por Jaume Montcusí. El nos hizo nuestra primera entrevista una de esas noches largas en la Ser de Reus, y apostó porque nos presentásemos en nuestro primer bolo en directo en el II concurso Reus Rock, corría el mes de Mayo del año 1985. En nuestra primera maqueta había un tema que le entusiasmaba se llamaba Porque no se repita. Además Javi tiene la culpa de que me gusten tanto las Stratocaster, porque mi Fender Stratocaster del 1977 me la vendió el.
Javier Pons manifestó en la rueda de prensa de ayer que: "Soy un defensor de la competencia y de que haya un servicio público" ;’que es hijo de TVE, porque creció y se hizo persona viendo esta televisión’ y que ’afrontamos un panorama de cambio y eso implica grandes oportunidades. TVE está en la mejor de las posiciones para salir en esta carrera y responder al reto’; ’para contribuir a enriquecer la vida de los ciudadanos de este país’.
Javier Pons Tubio, de 47 años, lleva mas de 20 años trabajando en numerosas empresas de comunicación, sobre todo de radio y televisión. Natural de Alcañiz (Teruel) es miembro del Colegio de Periodistas de Catalunya, cursó estudios de Ciencias de La Información en la Universidad Autónoma de Bellaterra para comenzar a desarrollar su labor en Radio Reus, donde ejerció durante 8 años primero como periodista deportivo, como ’disc jockey’ y locutor de la FM, y finalmente como jefe de Programas. De allí pasó a Radio Salou y a Radio Lleida, donde fue responsable de la implantación de las programaciones de la SER en las recién adquiridas emisoras de la cadena Rato. En 1990 fue nombrado jefe de programas de Radio Barcelona, donde participó en los trabajos preparatorios de la programación especial sobre los Juegos Olímpicos y reestructuró la parrilla incorporando a la programación nuevos talentos que luego se han convertido en estrellas de la comunicación. Concretamente participó en la puesta en marcha junto a Gemma Nierga del popular espacio ’Hablar por Hablar’ (Premio Ondas) y fichó a Andreu Buenafuente con El Terrat (Premio Ondas). En 1991 fue nombrado director de antena y posteriormente director general de la cadena de radio musical francesa M40. El proyecto, una ’joint venture’ impulsada por Prisa y RTL, tenía como objetivo convertirse en un reflejo del éxito del formato 40 Principales en el país vecino. En solo tres años consiguió que la Cadena obtuviera la audiencia que hizo rentable la emisora.
De vuelta a España, en 1994, fue nombrado director de la cadena M80, donde participó en la vuelta a la radio del popular y exitoso dúo Gomaespuma, ’que significó un impulso importante en la audiencia y notoriedad de la cadena’, así como de la música seria y de calidad de los 70 y 80 con su amado Eric Clapton por ejemplo. En 1996 pasó a dirigir la Cadena 40 Principales, donde entre otras aportaciones, puso en marcha la iniciativa ’Principales Solidarios’ y puso en marcha el magazine matinal ’Anda ya’, ’espacio que aún hoy es el segundo programa más escuchado del país tras el ’Hoy por Hoy’ de la Cadena SER. También innovó creando el primer espacio de sexo para jóvenes con Lorena Berdún ’En tu casa o en la mía’ (Premio Ondas 2000).
La TV una nueva forma de ver y oír
En 2001 cambió la radio por la televisión incorporándose al equipo de El Terrat como director general, puesto desde el que ha trabajado para las principales cadenas de televisión españolas, tanto públicas como privadas (TV3, ETB, TVE, Telemadrid, Antena 3, Telecinco, Cuatro, La Sexta) y ha participado en la puesta en marcha de espacios ’que se han reflejado entre los más innovadores y de mayor notoriedad en la televisión de los últimos años’. Entre ellos cabe citar ’Dos rombos’ con Lorena Berdún (TVE-Premio TP,ATV,ONDAS y finalista de los EMMYS), ’Homo zapping’ con José Corbacho (Antena 3-Premios TP,Ondas 04), ’Un altre Cosa’ y ’BF’ con Andreu Buenafuente, (TV3 Y Antena 3-Premio TP,ATV,Ondas 06), ’A pelo’ en sus versiones catalanas y españolas con José Corbacho, Santi Millán, Raúl Cimas y Joaquín Reyes (TV3 Y La Sexta).
El ahora de El Terrat
El Presidente de El Terrat, Andreu Buenafuente, ha decidido que los hasta ahora Subdirectores Generales, Xen Subirats y Pep Espada, asumirán junto con Xavier Cassadó la gestión de la empresa. Xen Subirats será el responsable de las producciones en televisión, Pep Espada seguirá siendo responsable de la gestión y administración y Xavier Cassado supervisará el área de contenidos donde se concentran la mayoría de esfuerzos creativos e inversiones de la productora. Para el Terrat ’Javier Pons ha liderado bajo la confianza de Andreu Buenafuente la última etapa de expansión de El Terrat que ha durado seis años, claves en el crecimiento y consolidación de la compañía’.
El viaje de un compañero de la AMT desde Nueva Orleans...
Bé, això va literalment sobre rodes. Aquest matí he
pillat la bici i m’he dedicat a anar amunt i avall per
la ciutat, la qual cosa m’ha permés començar a veure
efectes del Katrina. Pujant per Canal Street, que és
una de les avingudes principals, molts dels comerços i
vivendes encara estan abandonats, i d’altres anuncien
que pròximament tornaran a obrir. També hi ha força
cases que estan marcades a la façana amb una creu de
color, que vol dir que l’exèrcit les va escorcollar
després de l’huracà per comprovar si hi quedava algú.
En alguns casos, al costat de la marca hi fica "un
gat" o "un gos", que és l’únic que hi van trobar. He
fotut una bona pedalada, més tenint en compte que ara
feia anys que no tocava la bici. De manera que,
satisfet de mi mateix, m’he fotut per dinar un red
beans and rice que hi havia per parar un tren.
Després he tornat cap a casa, m’he fotut un bany (no
me siento las piernas) i he descansat una estoneta. A
la tarda he fet un tomb i he entrat en un parell de
botigues de discos... Bé, no cal que us avorreixi amb
els detalls.
Al vespre hem sortit a fer un parell d’encàrrecs amb
el tal David. El tio està agobiadíssim perquè ha de
decidir si es queda aquí, si se’n va a Harvard o si
se’n va a Charlottsville (que és una ciutat bufoneta
per la que vaig passar fa un parell d’anys, plena
d’universitàries rosses) on l’espera en candeletes la
seva exnòvia. A més, té un rollete amb una tia d’aquí
que ara mateix ha tornat amb l’exnòvio i son pare està
xungo. O sigui que el tio no s’entera de res. Això sí,
m’ha portat (després de moltes voltes inútils) a un
restaurant xino on he sopat de collons. Que no és poca
cosa.
Us envio un parell de fotos. En una surto jo davant la
catedral, i l’altre és rollo desastre natural, pq
veieu que això va en sèrio i no m’ho invento.
Apa, doncs!