El poder de las pequeñas cosas...
...La Autoridad de la música
Leíamos en un artículo de El mundo hace un par de años...
Cuando la sofisticación llega a sus aparentes últimos extremos comienza el ciclo contrario, el tiempo de reivindicar la espontaneidad, la cercanía, el aquí y el ahora. El Radar comunica: si el lector mira la pantalla asqueado tratando de evitar la nueva superproducción de la estrella de moda o el concierto estudiado patológicamente al milímetro, si ha sucumbido al cinismo y cena corn flakes y va en chancletas al cine porque ya todo le da igual, entonces es momento de descubrir La Blogothèque.
Así empezaron a aparecer saleros convertidos en maraca, cubos de basura como percusiones y patios interiores como lugares de concierto y con sorprendidos vecinos como público. La serie se llama, y qué nombre más fantástico, ’Les concerts a emporter’: conciertos para llevar. Un auténtico fenómeno en la Red.
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